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miércoles, 25 de noviembre de 2009

Energía a base de ósmosis.

Una compañía noruega presentó un nuevo experimento para generar energía eléctrica a partir de la mezcla de agua dulce y agua salada, la llamada energía osmótica.
La energía osmótica es una fuente de energía renovable y libre de emisiones contaminantes.
El prototipo de la primera planta de energía osmótica del mundo -creada por la compañía Stalkraft- intenta explorar la energía que se libera cuando se mezclan ambos tipos de agua.
El agua dulce es atraída de forma natural hacia el agua salada para diluirla, y el flujo del agua a través de una membrana semipermeable es suficiente para hacer funcionar una turbina y generar energía, dice la empresa.
Tal como explicó a la BBC el gerente de proyecto de la compañía, Stein-Eric Skilhagen, se espera que en el futuro la planta pueda ofrecer una solución en el combate del cambio climático.
"Por el momento no estamos produciendo mucha energía. Ésta es la primera planta que se construye y lo más importante hasta ahora es que ya hemos probado que sí es posible producir energía explotando la ósmosis", afirma el funcionario.
"Los próximos dos años serán cruciales porque intentaremos avanzar hacia la etapa comercial de la tecnología. Y si logramos solucionar todos los problemas que se presenten quizás para el año 2015 podremos generar energía a gran escala".
La empresa calcula que el potencial global de la energía osmótica es de 1.600-1.700 TWh al año, lo que equivale al consumo total de electricidad de China en el 2002.
Como la ósmosis, este tipo de energía renovable está basada en el fenómeno natural de la ósmosis y es similar a la forma como las plantas absorben humedad a través de sus hojas y la retienen.
Cuando el agua dulce se encuentra con el agua salada, por ejemplo cuando un río confluye con el mar, se liberan enormes cantidades de energía.
Esa energía puede ser utilizada para la generación de electricidad.
"Funciona como resultado de la llamada presión osmótica", explica a la BBC el profesor Ian Fells, experto en energía de la Real Academia de Ingenieros del Reino Unido.
En la planta de energía osmótica, el agua dulce y el agua salada están colocadas en cámaras separadas divididas por una membrana artificial.
Las moléculas de sal en el agua salada arrastran al agua dulce a través de la membrana, lo que aumenta la presión en la cámara del agua salada.
Esta presión, dice la compañía, equivale a una columna de agua de 120 metros, una cascada importante, que puede ser utilizada en una turbina generadora de electricidad.
Todavía en pequeña escala
Por ahora, sin embargo, la generación masiva de electricidad con energía osmótica es sólo una teoría.
El profesor Ian Fells cree que -igual como ha ocurrido con otras energías renovables- podrían surgir problemas insuperables cuando se intente llevar a cabo el proceso a gran escala.
"Creo que vale la pena probar todos estos tipos de energía, y creo que en este caso quizás sea posible aumentar la producción. Pero al mismo tiempo, me parece que el talón de Aquiles de este proyecto será la membrana que separa el agua dulce de la salada, la cual podría tener sus bemoles ", expresa el investigador.
"Como ya se ha demostrado antes hay muchas cosas que en la 'mesa de dibujo' se ven muy bien y que a menudo son presentadas como extraordinarias por políticos que no entienden que un prototipo y un proyecto a gran escala son dos cosas muy diferentes".
"Además ésta es una tecnología marina y en el pasado los conservacionistas han dificultado mucho el desarrollo de este tipo de tecnologías basadas en el mar, por el riesgo a los animales".
"Y por último, las energías renovables marinas son extremadamente costosas y nadie puede involucrarse en estos proyectos sin recibir enormes subsidios"

sábado, 7 de noviembre de 2009

Energía solar desde el espacio: Japón planea la primera central fuera de la tierra.

Sigue la carrera por encontrar nuevas formas de generación limpia de energía para abastecer las necesidades del mundo, a veces con formas que parecen salidas de una película de ciencia ficción. Este es el caso del proyecto anunciado por Japón, que acaba de designar a un grupo de empresas que construirán una central solar espacial.

La misma estaría equipada con una superficie de cuatro kilómetros cuadrados de paneles fotovoltaicos, que, por su mayor cercanía al sol, serían hasta 10 veces más eficientes que los terrestres. La central sería puesta en órbita a unos 36 mil kilómetros de la tierra, donde convertiría la energía del sol en electricidad que sería enviada hacia la tierra por medio de microondas. Estas, a su vez, serían captadas por una antena parabólica que las volvería a convertir en corriente.

¿Por qué en el espacio? Además de que fuera de la tierra los rayos solares son mucho más potentes, al no estar ubicados en piso terrestre los paneles 'no tendrían noches', y por lo tanto trabajarían constantemente.

De acuerdo a AFP, el proyecto no es una simple idea utópica: la central ha sido adjudicada para su construcción a MHI y participan en él 16 importantes grupos japoneses como Mitsubishi Electric, NEC, Fujitsu y Sharp, entre otros.

Sin embargo, informa BBC Mundo que la tecnología necesaria para llevar a cabo esta iniciativa no está desarrollada todavía y que el costo para transportar los paneles a tal distancia en el espacio exterior podría ser enorme. Por lo tanto, los involucrados esperan que los gastos se reduzcan a medida que avance la tecnología en los próximos años.

La financiación de la primera etapa del proyecto -de investigación y desarrollo- fue estimada en 21 mil millones de dólares, según indicó la cadena de televisión Bloomberg.

El objetivo final es la producción de un gigawatt de energía para 2030, que es la fecha estimada de finalización de la iniciativa. AFP indica que esperan que para ese momento, el costo de la energía generada en el espacio pueda llegar a ocho yenes por watt (menos de un dólar) para las personas, con el fin de que la energía sea competitiva con otras fuentes.

Según la mencionada agencia, Japón lleva estudiando este tema desde 1998 con más de 130 investigadores trabajando en distintos grupos, aunque las primeras ideas de estaciones solares en el espacio nacieron a fines de los años '60. La coordinación del proyecto está en manos de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA).