Un nuevo estudio muestra como un producto derivado del desecho agrícola podría ser transformado en combustibles que podrían ser útiles en automóviles y jets, al tiempo que produciría dióxido de carbono en una forma apropiada para su entierro subterráneo u otras formas de captura y almacenamiento.
Los llamados " biocombustibles celulósicos ", que provienen de la madera, pasto y de las partes no comestibles de las plantas son importantes fuentes alternativas de combustible porque no requieren la conversión de tierras cultivables o entornos naturales a fin de cosechar el elote u otros cultivos cuyo objetivo principal es la producción de biocombustibles.
La Gamma-valerolactona es un compuesto derivados de carbohidratos celulósicos, los cuales pueden ser producidos, potencialmente a bajo costo, a escala comercial, según el científico estadounidense Jesse Bond y colegas.
Estos investigadores ahora muestran que el dióxido de carbono puede ser extripado catalíticamente de manera eficiente del Gamma-valerolactona a alta presión, dejando atrás una mezcla de butenos. En un sector de segunda etapa, los butenos pueden ser enlazados para formar hidrocarburos más pesados similares a los que se encuentran en combustibles automotrices y de jets.
Este proceso como cualquier otro método de producción de biocombustibles, produce dióxido de carbono, pero en el método de Bond, el dióxido de carbono es una corriente relativamente pura y presurizada.
El gas en esta forma puede ser encerrado en un repositorio de madera más eficiente que, por ej. el dióxido de carbono producido a través de la quema de carbón, que tiene mucho nitrógeno mezclado y ocupa más espacio.
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